martes, 4 de octubre de 2011

la conquista de la libertad psicológica como meta final.

LA MISERÍA DE LA PSICOLOGÍA Y EL BARRO DE LA HISTORIA

Hasta ahora, de alguna u otra manera, los psicólogos y la psicología han intentado explicar la conducta humana, pero de lo que se trata es de transformarla…
Transformar el complejo comportamiento del hombre de hoy para construir un nuevo hombre en un nuevo mundo  debe ser, sin ambages, el fin último de la nueva ciencia psicológica, una psicología revolucionaria que aspira a cambiar la realidad concreta de nuestro tiempo.
 Y como no puede haber una psicología sin una antropología filosófica en su base, la psicología es, en última instancia, una filosofía aplicada y como la filosofía piensa en la totalidad de las cosas, de lo que se trata en última instancia es de revolucionar la totalidad de lo existente a través de la acción revolucionaria de la psicología, de hacer de la psicología un instrumento de cambio individual y colectivo.
La psicología, bien lo sabemos, aunque a algunos no les guste admitirlo, no puede explicar por sí sola la vasta realidad humana, sin embargo, en alianza con otras disciplinas de las ciencias humanas y sociales como la sociología, la antropología, la filosofía entre otras, puede elevar su voz y decir lo que tiene que decir y lo que la psicología tiene que decir desde nuestro punto de vista es que ha llegado la hora de integrar los diversos enfoques existentes en su seno, las diversas escuelas y tendencias al interior de nuestra joven ciencia psicológica y tomar en nuestras manos el curso de la historia y quebrarla en un antes y un después , asumir el devenir de nuestro destino, hacer lo que debemos hacer para crear un futuro mejor, romper las cadenas que nos atan al pasado, poner el dedo en la llaga y que dejar salir a chorros la pus le duela a quien le duela…
Sin embargo, la miseria de la psicología burguesa ha consistido en seguir a pie juntillas el desarrollo científico, las teorías y técnicas propias de una sociedad moderna capitalista burguesa occidental, y no es que despreciemos el aporte hecho por occidente, pero estas conocimientos, aplicados mecánicamente, son incapaces de dar cuenta de la vasta realidad sociocultural de nuestro país Y la compleja realidad psíquica y espiritual de sus habitantes. Esto ha dejado como resultado un desfase, un divorcio entre la academia y las grandes mayorías, entre la comunidad científica psicológica y aquellos a los que algunos llaman con cierto desdén “los del común”, esos hombres y mujeres de carne y hueso que hoy por hoy son dominados y pensados por el sistema político y social hegemónico en el país y gran parte del mundo.
La manipulación ideológica está a la orden del día y si no nos damos cuenta de ello es porque hay psicólogos (y no solo psicólogos, los hay también de alquiler entre antropólogos, sociólogos, filósofos y cuanta pluma se pueda uno imaginar) trabajando para controlar lo que pensamos, siempre al servicio de los poderes económicos dominantes.
Esta es una de las razones más para tildar a esta situación de miserable, porque una psicología que se refugia entre consultorios, que se apoltrona entre libros de bibliotecas, que se apolilla entre folios y archivos, es una psicología que está condenada a  estancarse en el pasado y divorciarse de su papel transformador, por eso hoy más que nunca la psicología tiene que salir a la calle, levantar la voz de protesta contra los errores del pasado y abusos del presente, “ensuciarse” con el barro de la historia y buscar recuperar el tiempo perdido en debates sin sentido.
Paradójicamente, al ensuciarse, habrá conseguido sacudirse de encima el tufillo academicista y tecnicista que hasta ahora se le ha achacado, con justa razón, porque a no pocos de entre nosotros, los psicólogos, nos agrada la idea burguesa de sentarnos a esperar y ver cómo llegan los pacientes a la consulta y cobrar lo mejor posible por “atención” brindada, una prueba aplicada, unos contados minutos de psicoterapia, o la simple marca de nuestros nombres sobre unos informes… en fin tienen derecho a obrar así los que crean que hacen lo correcto.
Esta carta está dirigida a los jóvenes psicólogos, aquellos que aún no han sido contaminados con la vileza de los viejos tiempos y hábitos que pululan entre los viejos psicólogos, les debemos a ellos tanto de lo bueno como lo malo, pero nos toca mejorar lo primero y sacudirnos de lo segundo, porque luego de casi medio siglo de la aplicación de la psicología en el Perú el balance no es para nada alentador, seguimos siendo en gran medida psicólogos de cafetín y congresos, de diploma sobre la pared y corazón en el bolsillo.
Nosotros, los jóvenes psicólogos debemos salir al paso con la nueva psicología comprometida como herramienta para el cambio, por eso, CREA TU DESTINO, es un espacio diseñado para incentivar el pensamiento crítico acerca de la realidad nacional, por eso proponemos la integración de diversas ciencia sociales y humanas ( antropología, sociología, filosofía, literatura y psicología), así como promover la salud mental bajo una nueva concepción del hombre que una mente, cuerpo y espíritu, siempre en la infatigable búsqueda de la verdad y la conquista de la libertad psicológica como meta final.

Por Lincol Orlando Olivas Ugarte y Alexander valencia Cano

Lima, octubre del 2011